El Ascensor Los Lecheros, inaugurado 1906, se muestra a la ciudad a través de un letrero que anuncia el acceso hacia él por calle Eusebio Lillo (pasaje Quillota) en el plan de Valparaíso, y durante su recorrido va ofreciendo hermosas vistas del puerto.
Su presencia es clave en el contexto general de la ciudad, puesto que muestra su estación superior suspendida en el cerro, al igual que los ascensores Barón y Larraín, conformando así un bello y homogéneo conjunto en el sector norte de Valparaíso.
El acceso a este ascensor es bastante difícil de ubicar, pues su fachada inferior sigue las líneas de edificación del resto de la calle Eusebio Lillo, muy transitada y ruidosa, por lo que, además del letrero que lo anuncia, sus rieles encaramados en el cerro ayudan a localizar el lugar de ingreso.
La llegada hacia su destino superior es lateral, bordeando una vivienda del cerro, y su acceso aparece como un pasillo descubierto que conduce a la estación de la parte alta. Al llegar desde el ascensor al cerro Lecheros, se presenta un espacio oscuro, un pasillo cerrado que de a poco se va abriendo hacia el exterior, conduciendo al pasajero a su destino final.
Su construcción, de madera recubierta con calamina, tiene una gran presencia urbana desde el plan, y logra conformarse en un hito referencial para el sector de la Estación Barón y Avenida Argentina.
Su presencia es clave en el contexto general de la ciudad, puesto que muestra su estación superior suspendida en el cerro, al igual que los ascensores Barón y Larraín, conformando así un bello y homogéneo conjunto en el sector norte de Valparaíso.
El acceso a este ascensor es bastante difícil de ubicar, pues su fachada inferior sigue las líneas de edificación del resto de la calle Eusebio Lillo, muy transitada y ruidosa, por lo que, además del letrero que lo anuncia, sus rieles encaramados en el cerro ayudan a localizar el lugar de ingreso.
La llegada hacia su destino superior es lateral, bordeando una vivienda del cerro, y su acceso aparece como un pasillo descubierto que conduce a la estación de la parte alta. Al llegar desde el ascensor al cerro Lecheros, se presenta un espacio oscuro, un pasillo cerrado que de a poco se va abriendo hacia el exterior, conduciendo al pasajero a su destino final.
Su construcción, de madera recubierta con calamina, tiene una gran presencia urbana desde el plan, y logra conformarse en un hito referencial para el sector de la Estación Barón y Avenida Argentina.
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